Desayunar poco o saltarse el desayuno, por supuesto, no merendar a media mañana, almorzar “lo necesario” dejan la angustiosa situación de siempre: a las 4 de la tarde me muero por comer un dulce! O una chuchería salada… Aprende por qué te sucede y cambia conductas para vivir mejor.
Según Rosina Albano, (en Twitter @rosinaalbano) Coach de Nutrición y Salud Holística los antojos de dulce son un pedido de energía por parte del cuerpo. El problema está en que casi siempre acudimos a carbohidratos simples (galletas, torta, chocolate, caramelos) que causan una rápida subida de la glucosa, una inyección de energía y luego una profunda caída que nos hace pedir más. Si esto se convierte en un hábito vienen el sobrepeso, la obesidad, la hipoglicemia, la diabetes. ¿La solución? Desayuna, merienda a media mañana e incluye en tu dieta diaria carbohidratos complejos que te dan una energía más duradera y satisfacen la necesidad del cuerpo por el sabor dulce: cereales integrales (arroz, trigo, avena, cebada, quinoa), frutas, zanahoria, remolacha, batata, solo por nombrar algunas.
Antojos de comida salada como bolsas de chucherías también tiene su significado: puede ser una señal de falta de minerales. Incluye más vegetales en tu dieta, especialmente los de hoja verde. Usa sal marina, que contiene más de 60 minerales, pues la sal común los ha perdido en su proceso de refinación.
Nuestro organismo es sabio y nos dice cuándo no nos estamos alimentando bien. Si necesita nutrientes te enviará un mensaje pidiendo más comida, pero si no estás acostumbrado a comer frutas, vegetales, cereales integrales y proteínas de calidad, no vas a poder descifrar el mensaje como un antojo por algo saludable y acudirás a alimentos insanos. Este es el camino a la enfermedad.
Más ayuda para el control de peso
Sandra Suárez, Nutricionista Clínico, colaboradora de SoyMaratonista.com nos llena de buenas ideas para controlar nuestro peso:
1. No hagas el mercado cuando tengas hambre: esto te impulsará a comprar más de lo debido y agarrar cosas que no tomarías en otro momento.
2. Evita comprar y tener en casa aquellos alimentos que te generen compulsividad al comer: si tienes un antojito sal y compra la menor cantidad que puedas de ese antojo.
3. Modifica los canales conductuales: por ejemplo, si pasas al regresar de la oficina por una calle donde preparan churros y al pasar por allí te huele a churro y además, te gustan los churros, posiblemente te pares a comprarlos. Trata entonces de buscar otra vía de regreso a casa para no desencadenar todo el proceso
4. Trata de evitar el consumo elevado de azúcares refinados, sobre todo entre comidas: azúcar blanca, morena, miel, papelón, jaleas, mermeladas, caramelos, chicles, postres, jugos procesados, refrescos. Estos alimentos entre comidas pueden generar más hambre.
5. Evita los jugos de fruta y prefiere la fruta entera: tienen más fibra y puedes controlar mejor la cantidad que ingieres.
6. Ingiere por lo menos 6 a 8 vasos de agua al día o lo necesario para que tu orina sea transparente.
7. Y el infaltable: haz ejercicios diariamente: ¡evita el sedentarismo y muévete!
Hábitos pequeños producen grandes cambios en tu salud.
Fuente: Lic. Maira Prado, Fisioterapeuta.